Quiero ampliar mi audiencia (o cómo definir a tu cliente ideal)
- Jimena Souto
- 5 jun
- 4 Min. de lectura
“Es que yo quiero que mucha gente vea mi obra.”
“Cualquiera puede venir a verme tocar.”
“Cuanta más gente atraiga, mejor para mí.”
Sí, sí y sí.Todo esto es cierto y lo escuché muchas veces.
Pero,
¿me creerías si te dijera que la mejor forma de atraer a toda esa gente que buscás es hablar en singular?
Sé que suena contradictorio.
Incluso puede darte miedo estar perdiendo oportunidades.
Pero funciona de esa forma.
Mucha gente va a leer tus publicaciones, ver tus historias, tus anuncios o entrar a tu sitio web.
Pero cada una de esas personas lo hará de manera individual.

Y quienes conecten con tu proyecto cultural comparten ciertas características.
No hablo de su género o de su edad (más abajo voy a hablar de estos temas).
Me refiero a intereses, valores que consideran importantes, deseos profundos y por qué tu proyecto cultural les ayuda a cumplirlos.
Las personas no eligen ir a tu galería o a tu función de teatro solo porque tienen 35 años y no 25, o porque se identifican con un género y no con otro.
Pensalo así:
La última vez que participaste de una actividad cultural, ¿toda la gente que estaba ahí tenía tu misma edad?
Me animo a decir que no.
Para entender cómo tenés que escribir, primero tenés que saber a quién le estás hablando.
Y de eso se trata la figura del cliente ideal.
Vamos a verla en detalle.
¿Qué es el cliente ideal?
El cliente ideal es una descripción integral del tipo de persona que consume o puede consumir lo que ofrecés.
Esa persona ya está interesada en lo que hacés.
No se trata de manipular a nadie.
Se trata de dirigir tu comunicación a quien ya valora tu proyecto.
Además, es alguien que no solo estaría dispuesta a pagar por lo que hacés, sino que lo haría sin dudar.
Conocer a esta persona con lujo de detalles es uno de los pasos más importantes para diseñar tu estrategia de comunicación.
No tiene sentido crear nada si no sabés para quién lo estás haciendo.
¿Qué tenés que saber?
Muchas veces se habla de públicos así:
“Una mujer de 30 a 40 años, de clase media, que vive en una ciudad y le gusta el cine”.
Tentador. Parece que tenés muchos datos.
Pero en realidad no dice tanto.
Distinto es esto:
“Este proyecto cultural apunta a Natalia, una mujer soltera de 28 años, estudiante universitaria y trabajadora a tiempo parcial. Vive en las afueras de la ciudad y viaja todos los días a la capital para trabajar y estudiar. Le interesa el cine independiente, es activa politicamente, se define como feminista, escucha podcasts sobre arte y está suscrita a newsletters culturales. Llega al fin de semana agotada y necesita despejarse. Va a centros culturales, busca experiencias accesibles porque su salario es bajo y vive en un contexto de alta inflación.”
Con esta información, tenés otras cartas para jugar.
¿Para qué me sirve conocer a mi cliente ideal?
Para saber a quién le hablas, qué decirle y cómo decirlo. Así de simple.
¿Qué palabras necesita leer o escuchar esa persona para realizar una acción?
Esa acción puede ser:
Seguirte
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Suscribirse a tu newsletter
Comprar una entrada
Compartir lo que hacés
Visitar tu galería
Acordate: no siempre es vender.
La acción buscada depende del momento en que esté tu proyecto.
¿Cómo defino a mi cliente ideal?
Investigá. No supongas.
Empezá con lo más cercano:
Las personas que ya te compraron, participaron o mostraron interés. Hablá con ellas, hacé preguntas.
Mirá también tus redes. Hay mucha info valiosa ahí que suele pasar desapercibida.
Leé comentarios, conversaciones, armá encuestas si podés.
¿Qué vas a obtener? Datos como:
Edad
Profesión
Dónde vive
Con qué género se identifica
Pero, sobre todo, vas a descubrir:
Qué siente
Qué le interesa
Qué detesta
Qué desea
Qué intenta evitar
Qué defiende y por qué
Cuáles son sus motivaciones
Pasemos todo en limpio.
Tu cliente ideal es una persona concreta que participa, que aporta a tu proyecto, que te compra una entrada o podría hacerlo, sin quejarse.
Definirla te sirve para saber cómo comunicarte con ella.
Cuantos más datos tengas, mejor. Pero asegurate de que sean reales, no supuestos.
Vas a lograr que la gente conecte con tu proyecto si tenés claro qué ofrecés y a quién.
¿Y ahora?
Con un artículo anterior podés escribir sobre vos y sobre tu proyecto: su propósito, misión, visión y valores.
Si querés repasarlo o todavía no lo leíste, te lo dejo en este link.
Te recomiendo que empieces por ahí.
Con este artículo, vas a poder definir para quién es lo que hacés.
Estos dos pasos (el qué y el para quién) son esenciales antes de empezar a planificar tu estrategia de comunicación o contenidos.
Si no lo hacés, corrés el riesgo de perder tiempo, energía y foco. Sería como avanzar sin GPS en una ciudad a la que llegás por primera vez.
(No sé si sabías, pero trabajo y escribo este blog mientras viajo. Y aunque me encanta perderme cuando llego a un nuevo lugar, en este caso no lo recomiendo).
Ahora es momento de empezar a definir a tu cliente.
¿Tenés dudas o querés compartir tu experiencia? Te leo.



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