¿Cómo empecé a trabajar de copywriter?
- Jimena Souto
- 14 ene
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 feb
Te cuento que mi punto de partida no fue la comunicación ni el marketing. Cuando no tenía ni idea de qué hacer con mi vida se me ocurrió estudiar historia del arte, específicamente de la música.
Siempre me había interesado, crecí mientras llenaba mi habitación de posters de bandas que me gustaban y buscando DVDs de sus recitales, (en ese entonces, de rock argentino e internacional, la música académica aún no estaba en mi escenario mental).

Así que me anoté en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y empecé a estudiar. La carrera se llama Licenciatura en Artes, este es el plan de estudios. Los años pasaron, yo aprobaba materias y seguía sin saber de qué me iba a disfrazar cuando terminara. No tenía idea de lo que quería hacer, a pesar de estar estudiando algo que me apasionaba. Lo único que tenía claro es que me inclinaba más por la música popular que por la académica. Y, teniendo en cuenta el programa de Lic. en Artes de ese momento, que no tenía ni una materia sobre música popular como ahora, el panorama se volvía incierto en lugar de aclararse.
Durante el último año, cuando ya no tenía materias que cursar pero sí finales que rendir, encontré en el centro cultural de la misma facultad una diplomatura en producción cultural. Sin dudarlo, me anoté. Ahí hice mi primer clic, cuando comencé a estudiar sobre comunicación. Como proyecto final tuve que llevar a cabo desde cero, junto con un equipo, un proyecto cultural.

¿Viste cuando encontrás una conexión tan grande con lo que estás haciendo que te corre un escalofrío por la espalda?
Era eso, estaba más cerca. Nunca me había sentido tan bien trabajando como cuando tuvimos que elaborar la estrategia de comunicación del proyecto.
El siguiente año me uní como productora al colectivo artístico Lamarta. Si hacés clic en su nombre podés ver lo que hacen, son geniales. Hasta que se me presentó una oportunidad que modificó mi camino pero que no quería dejar pasar.
Me mudé a Portugal. Siempre había querido experimentar vivir en otro lugar que no fuera donde nací. Los lugares desconocidos me generan intriga. Allá me sorprendió la pandemia y empecé a pensar en la posibilidad de trabajar en remoto.

Hice amigues, descubrí el marketing digital, varias ciudades, me mudé 12 veces en un año, más amigues, trabajos que no me gustaron y más tarde el copywriting. Acá hice el segundo clic.
Leer, investigar y escribir era lo que había hecho toda la vida, lo que tenía tan en frente, tan cerca, que era imposible ver. Estudié mientras trabajaba de lo que podía, a veces pensando que había dejado de lado mi carrera y todo lo que antes me había interesado.
De a poco, todo se fue acomodando. Entendí que no había elegido la carrera incorrecta y que los caminos casi nunca dibujan una línea recta.
Hoy, trabajo desde donde sea, investigando, redactando y seleccionando cada palabra para comunicar lo mejor de tu proyecto a tu público objetivo.
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